Qué ocurre con las deudas de una persona fallecida
Cuando un familiar cercano fallece, a todos los que vivíamos a su alrededor nos asaltan las dudas acerca de si somos beneficiarios de la herencia de dicha persona o no. Una vez que conocemos el resultado, toca gestionar otra parte importante, ¿Qué ocurren con las deudas del fallecido? ¿Y si la cantidad de deudas supera a la del patrimonio? ¿Tenemos que hacernos forzosamente cargo de dichas deudas? En UnComo.com te explicamos que ocurre con las deudas de una persona fallecida, y que posibilidades existen para gestionarlas una vez llegado el momento.
Pasos a seguir:
En principio, las deudas que el fallecido posee y que figuran en su patrimonio en el momento de fallecimiento, deben ser pagadas o mantenidas. No tienen por qué ser explícitamente abonadas por los herederos en todos los casos, pero los acreedores tienen prioridad en cualquiera de las circunstancias. Según decidamos aceptar o rechazar la herencia, se procederá a gestionar las deudas de una forma u otra.
Una opción que tenemos es renunciar a la herencia: esta decisión es irrevocable, y debemos aceptar o rechazar la herencia en su totalidad, no podemos elegir que parte de la herencia queremos tener. En el caso de que renunciásemos a la herencia, se seguiría un proceso judicial por el cual el patrimonio del fallecido se repartiría entre sus acreedores para saldar las deudas. Si las deudas fueran menores que el patrimonio, este se repartiría entre el resto de herederos.
La otra opción es aceptar la herencia: En este caso, aceptamos heredar la totalidad de la parte que nos corresponda de la herencia, tanto con sus bienes y patrimonio como con sus deudas, haciéndonos cargo de ellas. La aceptación de una herencia se puede hacer de forma expresa, es medir mediante una escritura notarial o tácita, es decir aquellos bienes que se sobreentienden que son aceptados (joyas, un coche, etcétera). Normalmente decidiremos aceptar la herencia sin mayores complicaciones si tenemos la certeza de que las deudas no superan al patrimonio.
Finalmente poseemos otra opción, aceptar la herencia a beneficio de inventario: de esta forma, las deudas serán pagadas con el límite del patrimonio heredado, no de nuestro propio patrimonio. Es la opción más recomendable en el caso de que las deudas del fallecido superen a sus bienes. De esta forma el patrimonio del fallecido y del heredero se mantendrán de forma separada, sin llegar a unificarse, y los acreedores no podrán pedir a los herederos responsabilidad sobre dichas deudas.
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